La física Cristina López Fuste, en colaboración con el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), se inspiró en las estructuras de las hojas de la flor de loto para desarrollar un diseño que minimiza la reflexión, disminuye la adherencia del polvo y reduce la temperatura de operación del vidrio de los paneles solares. Ahora, la Universidad Pública de Navarra (UPNA) lo ha desarrollado.
El punto de partida era solventar que la luz que se refleja en los paneles solares no se convierte en electricidad, si bien, la estructura de nanoconos fabricados en el vidrio minimizan la luz reflejada, pero también aumentan la distancia entre la base de la superficie del vidrio y la del polvo, disminuyendo así las fuerzas que gobiernan la adherencia, lo que provoca que la suciedad de los módulos fotovoltaicos se ha reducido en un 50%.
Y, por si fuera poco, este nuevo vidrio tiene la capacidad de enfriarse en días soleados, con lo que mejora su resistencia a la abrasión y aumenta la eficiencia de los paneles solares.
📷 UPNA y CENER
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